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Intestino inmunidad

Tu Intestino y tu Inmunidad: La conexión que no te contaron

Nuestro sistema inmunológico es una de las primeras líneas de defensa contra infecciones y enfermedades, sin embargo, te sorprenderá saber que gran parte de su efectividad e inmunidad depende de lo que sucede dentro de nuestro intestino, en este artículo explicaremos la enorme conexión entre ambos sistemas en donde el intestino influye directamente en nuestra capacidad para combatir patógenos.

Nuestra defensa natural: El sistema inmunológico.

En el artículo anterior, se especifica el funcionamiento del sistema inmunológico, en resumen, se describe como una red de células, tejidos y órganos diseñados para defender a nuestro cuerpo de invasores externos que pueden enfermarnos. Está compuesto por células como los linfocitos y macrófagos, que existen en nuestro cuerpo para buscar amenazas, similar a un sistema de patrullaje y otras células cuentan con memoria para saber cómo defendernos si nos ataca la misma amenaza en un futuro.

La importancia del cuidado de tu intestino y tu inmunidad.

Nuestro hábitat invisible: El microbiota intestinal.

Localizado en nuestro intestino, existe el microbiota intestinal; un ecosistema de billones de bacterias, hongos, virus y microorganismos que ayudan en la digestión de alimentos y en la regulación de otros procesos corporales como con el sistema inmunológico.

Nuestro sistema digestivo es más que un canal para procesar alimentos, es un sistema organizado que incluye órganos, tejidos y células para descomponer nutrientes, absorberlos y eliminar desechos. El microbiota intestinal es un componente clave para producir metabolitos esenciales, proteger contra agentes externos que nos podrían enfermar y mantener la integridad de nuestro intestino. 

Alrededor del 70% de nuestras células inmunes viven en el tracto digestivo. Nuestra primera línea de defensa interna es nuestro intestino, y dentro de él, el microbiota intestinal refuerza esta barrera, ya que es donde los microorganismos y el sistema inmune trabajan juntos para decidir qué es bueno para nuestro cuerpo (nutrientes y bacterias benéficas) y qué es una amenaza para nosotros (patógenos que deben ser eliminados).

El equilibrio de ambos sistemas.

Un microbiota sano mantiene un sistema inmune equilibrado. Si el microbiota pierde diversidad o sufre alteraciones, el sistema inmune se activa de forma inapropiada y puede desencadenar inflamaciones, alergias, enfermedades autoinmunes y trastornos con el metabolismo.

De la misma forma, si el sistema inmunológico es insuficiente o alterado, puede afectar la composición del microbiota creando condiciones para el desarrollo de enfermedades intestinales o incluso diabetes tipo 2.

Un trabajo en equipo

Los beneficios de ambos sistemas funcionales ayudan a:

  • Influir en la salud de todo nuestro cuerpo, un intestino equilibrado impacta positivamente en el metabolismo, la salud cerebral y la respuesta inmune.
  • Prevenir infecciones, reconocer y eliminar patógenos mientras absorben microorganismos beneficiosos.
  • Regulan la inflamación, protegen al cuerpo de respuestas inmunes desmedidas que dañen los propios tejidos.
  • Mantener la homeostasis, que es la capacidad de los sistemas para mantener nuestro bienestar, asegura que exista un equilibrio funcional entre digestión, barrera intestinal e inmunidad.
Cómo mejorar la salud de tu intestino y, por ende, tu inmunidad.

El intestino tiene una influencia directa en el sistema inmunológico, mejorar la salud intestinal puede potenciar nuestra capacidad para defendernos de infecciones y enfermedades. Aquí dejamos algunas sugerencias que podemos implementar en nuestro día a día para mantener equilibrado y sano ambos sistemas:

  • Consumir probióticos y prebióticos: Los probióticos (bacterias beneficiosas) y prebióticos (fibras que alimentan a las bacterias buenas) son esenciales para mantener un equilibrio saludable en el microbiota.

Dormir bien: Un sueño adecuado es indispensable para mantener el equilibrio del microbiota intestinal y, por ende, el sistema inmunológico.

Mantener una dieta equilibrada: Comer alimentos ricos en fibra (como frutas, verduras y granos enteros) y alimentos fermentados (como el yogurt, el kimchi, kéfir, etc.)

Evitar el uso excesivo de antibióticos: Utilizar antibióticos sólo cuando sea necesario y siempre bajo supervisión médica.

Gestionar el estrés: Manejar técnicas de meditación, yoga y ejercicio regular pueden mejorar la salud intestinal al reducir el estrés crónico.

Conclusión

La microbiota intestinal es un ecosistema enorme, complejo y dinámico de microorganismos que actúan como un órgano metabólico regulador que influye en el sistema inmunológico. Este sistema ayuda a descomponer los alimentos, producir nutrientes esenciales, regula las respuestas del sistema inmunológico y en conjunto, ambos sistemas protegen contra infecciones, y enfermedades inflamatorias. Un desequilibrio entre ambos sistemas podría desencadenar problemas de salud como trastornos metabólicos, trastornos autoinmunes y hasta problemas mentales. Por ello, para mantenerla en buen estado es importante llevar una dieta saludable, rica en fibra, probióticos y prebióticos, mantener hábitos saludables como ejercicio físico, evitar el estrés y dormir bien.

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